26 de junio de 2025

Por Paty Herrera


Estados Unidos incluye a México en su lista de adversarios, junto con China, Rusia e Irán. La fiscal de Trump, Pam Bundi exclamó que “E.U. No se va a dejar intimidar por México”. No sé si quiso ser chistosa o sarcástica en extremo.
Si bien es cierto que el gobierno mexicano decidió irse literalmente a la cama con el Narco. Y que la estrategia de “Abrazos no balazos”. Fue una broma de mal gusto ante los paradigmas que encarnan el combate al crimen organizado en nuestro país
La realidad es que Estados Unidos no se queda lejos. Ni Obama, Trump o Biden han hablado de los millonarios clientes y benefactores del narco en su país. Mismos que trabajan en Wall Street, en Hollywood, Broadway, Silicon Valley, etc. Nunca se menciona a los grandes distribuidores que revenden estupefacientes en los vecindarios y escuelas de Estados Unidos, y que están protegidos por la policía norteamericana.
¿Y cuando vamos a hablar de los agentes corruptos de la Migra, de la DEA, del FBI? Porque ellos también se han lucrado con el sufrimiento de cientos de familias estadounidenses.
Estados Unidos también tiene sus propios carteles. Las Farmacéuticas, que han comprado a senadores y a gobernadores de todas las facciones para que modifiquen leyes para aprobar la venta analgésicos y opiáceos sumamente adictivos a altos precios y que han generado fuerte dependencia en su población.
Los americanos que no pueden conseguir Vicodin de manera legal, compran crack en las calles. Compran cualquier droga a cualquier precio con tal de mitigar su síndrome de abstinencia, producto de una adicción contraída por el uso de drogas legales. Drogas compradas a carteles legalmente establecidos como son las Farmacéuticas norteamericanas; empresas protegidas y amparadas por el gobierno de Estados Unidos. Por cualquiera de los gobiernos de Estados Unidos.
Por otro lado, Estados Unidos ha financiado y empoderado a múltiples movimientos radicales en Medio Oriente con el objetivo de apropiarse de innumerables recursos energéticos. Todo esto ha tenido como consecuencia el surgimiento de lideres terroristas y gobiernos genocidas. Desde el Ayatola Jomeini hasta Osama Bin Laden, todos y cada uno de ellos fueron financiados por Estados Unidos en algún momento de sus vidas.
El vecino país del norte ha patrocinado guerras en todo el mundo, ha derrocado regímenes e impuesto gobiernos espurios. Ha provocado la ruina económica de países opositores, pero también ha invertido en el narcotráfico. Los guerrilleros centro y sudamericanos que contribuyeron a la caída de diversos gobiernos latinoamericanos en décadas pasadas, entrenaban bajo la tutela de la CIA en campos de cultivo de coca y marihuana.
Desde haber albergado y protegido a científicos nazis, hasta ser uno de los mayores consumidores de pornografía infantil. La primera potencia esta llena de suciedad, aunque se autoproclame así misma “La Tierra del Libre y el Hogar del Valiente”.

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