Implacable por Paty Herrera
Han pasado casi veinte años desde que Felipe de Jesús Calderón Hinojosa se convirtió en el presidente de México. Su sexenio fue marcado por la violencia y su estrategia para combatir al crimen organizado provoco una escalada de terror jamás antes vista. Los mexicanos atestiguaron la aparición de las narcofosas, los cadáveres desmembrados, las narcomantas, el surgimiento de los Zetas, etc.
El legado de Calderón fue la crueldad y el asesinato. Mujeres embarazadas y niños pequeños con el tiro de gracia comenzaron a aparecer en los noticieros. Las desapariciones de cientos de mexicanos que hasta el día de hoy siguen sin ser resueltas hicieron que todo México se convirtiera en una fosa común.
Las masacres de Tamaulipas fueron solo el comienzo de matanzas que se repetirían una y otra vez, cada una más cruenta que la anterior.
Con el arribo de Enrique Peña Nieto al poder en 2012 las cosas no cambiaron. Aparecieron más fosas clandestinas, hubo más ejecuciones masivas en Michoacán y el Estado de México que cobraron importancia a nivel internacional. La presidencia de Peña Nieto fue tristemente celebre por la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
“La Muerte escogió a México como su casa y decidió vivir ahí”. Frase que cito y modifico del extinto fotoperiodista Rubén Espinosa, quien originalmente se refirió a Veracruz como el hogar de la Parca. Rubén fue asesinado por el crimen organizado en Ciudad de México hace 10 años precisamente.
Durante esta etapa los medios digitales independientes comenzaron a tener suma importancia, las redes sociales se convirtieron en los nuevos medios de comunicación ante la negativa de las televisoras y medios impresos a exponer de la extrema violencia que se sufría. Fue así como surgió El Blog del Narco, MexicoLeaks, Código Rojo y Valor por Tamaulipas, entre otros.
Pero la joya de la corona de la era de Peña Nieto fue el surgimiento y empoderamiento del que hoy en día es el cártel más violento y poderoso de México: El Cártel Jalisco Nueva Generación.
Amargamente tras la partida de Peña. En 2018 llego a Palacio Nacional la hipocresía, la corrupción, la incompetencia, el cinismo y la era de “Abrazos no Balazos”. López Obrador consolido la militarización de México iniciada por su némesis político Felipe Calderón. Debilito a las instituciones, restó importancia al narcomenudeo, oculto las cifras de desapariciones, secuestros y asesinatos.
Libero a Ovidio Guzmán durante el Culiacanazo en 2019, negó la producción de Fentanilo en México, así como el Huachicol y la corrupción institucional que lejos de desaparecer creció y encontró nuevas formas de encubrir a delincuentes de cuello blanco.
AMLO convirtió la pandemia de Covid 19 en un circulo macabro de miseria y muerte. Sus omisiones e ineptitud costaron miles de vidas.
Utilizo sus mañaneras para burlarse de las víctimas del crimen organizado, jamás recibió a grupos de madres buscadoras, ni a los familiares de enfermos con cáncer y al final de su mandato consumo su venganza personal contra el poder judicial.
“Hay muertos que no hacen ruido y es más grande su pena”, reza la frase. Cuanto dolor, angustia y soledad, sufrieron en sus últimos momentos, todos aquellos mexicanos inocentes asesinados por el crimen organizado.
Qué será de todos aquellos que no tienen una tumba para llorar y que el viento se lleva sus lágrimas sin un eco de consuelo. La clase política mexicana tiene una deuda de sangre con este país y que no será saldada hasta que se haga justicia.

A Karla, Meredith y Madeline. Porque aquellos que se van, siguen siendo parte de nosotros…