Implacable por Paty Herrera

Estamos a pocos días de celebrar el regreso de nuestros fieles difuntos, el aroma de las ofrendas con mole, tamales, pan, frutas, copal e incienso, y flores, llenarán de alegría nuestros corazones y el recuerdo de nuestros seres amados colmarán nuestras almas de amor y nostalgia. Tambien los panteones y las calles se llenarán de luces y adornos recordándonos que morir es parte de vivir.

¿Pero qué hay de todos nuestros muertos por culpa del crimen organizado? El sexenio del mesías tropical terminó con un total de 190,000 compatriotas asesinados por el crimen organizado. Hombres y mujeres que, en muchos casos, murieron por estar en el lugar y momento equivocados, y sufrieron torturas indescriptibles en sus últimos momentos.

Más triste es recordar a los pequeños que fueron ultimados por sicarios, las imágenes desoladoras de niños con balas en sus cabecitas y de mujeres embarazadas que no obtuvieron piedad de sus asesinos y fueron ejecutadas sin piedad se convirtieron el testimonio irrefutable del holocausto mexicano. Pero todo esto para el Peje eran mentiras de la Derecha y los conservadores, alegando siempre fue era un complot para manchar su imagen.

Andrés Manuel mucho hablaba de la piedad cristiana, del amor y de los abrazos. Sin embargo, jamás vio las imágenes de los cadáveres de mujeres tiradas a la basura, violadas, desmembradas, destruidas y desechadas como si fueran objetos. Como es bien sabido por todos nunca recibió a grupos buscadores de personas desaparecidas y siempre uso un tonó sarcástico cuando se le preguntaba por los altos índices de violencia en el país.

Felipe Calderón, el enemigo jurado de la izquierda mexicana, en particular de Morena. Ni en sus pesadillas más aterradores imagino tener un legado de sangre como el que ahora tiene López Obrador. Calderón no fue ningún santo, pero los niveles de deshumanización, crueldad y normalización de la violencia en el sexenio pasado, no tuvieron precedente alguno.

“Por sus frutos los conocerán” dice el dicho y solo basta con ver la cara de Adán Augusto, la prepotencia de Layda Sansores, la soberbia de Noroña y la displicencia de la SeñorA PresidentA con A. Para darnos cuenta de lo poco o nada que les importan las víctimas del crimen organizado y que tal vez nunca reciban justicia ni mucho menos se sepa cual fue el destino final de todos los desparecidos.

La violencia en México continua y las cosas están muy lejos de cambiar. México se volvió ese país en el cual nunca sabes si volverás a casa después de ir a tu trabajo o a tus estudios. Los mártires de la violencia en México superan por mucho en cantidad a los de Palestina y otras regiones del mundo.

No olvidemos tampoco a los niños con cáncer que fallecieron en espera de sus medicamentos. Solo porque a un anciano ebrio de poder y arrogancia, se le ocurrió cancelar contratos, dejar de pagarle a las farmacéuticas y cerrar clínicas oncológicas.  

Quiero terminar está columna recordándole a los fieles seguidores de Morena, que para sus lideres ustedes solo son idiotas útiles, cuya existencia se limita a un simple voto o a un criado más en campaña.

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