
Implacable por Paty Herrera
Trece horas después del artero asesinato de Carlos Manzo, la señora Sheinbaum emitió un frio y escueto mensaje en redes sociales sobre el triste suceso. Lo que deja en claro el tipo de ser humano que es Claudia Sheinbaum realmente. Y no me causa extrañeza pues Carlos Manzo no solo la retó, la exhibió por su indolencia y por su ineptitud.
La SeñorA PresidentA con A, como era de esperarse en su show cómico, mágico, musical, autonombrado “La Mañanera del Pueblo”. Nos llamó Buitres a todos los que la hemos criticado y nos hemos indignado por los asesinatos y la miseria en la que ella y su gobierno de cuarta nos han sumergido. Culpó a Felipe Calderón como siempre, pero se le olvida que fue su jefecito Andrés Manuel López Obrador quien dejo que el crimen organizado se adueñara de casi todo el territorio nacional.
México es un Narcoestado, un país en desgracia, gobernado por sátrapas y criminales. Carlos Alberto Manzo Rodríguez emprendió una lucha por su vida, por la de su familia y la de su pueblo. Con todo el miedo de ser ejecutado, pero con los pantalones bien puestos. Usó lo que tenía a la mano, y junto armas y un equipo limitado para combatir al crimen organizado en Uruapan. Carlos dejó en claro en múltiples entrevistas que no quería morir a manos del crimen organizado, pero era su responsabilidad hacerles frente a los delincuentes y ponerles un alto.
Su homicidio es la clara muestra de la descomposición moral y la hipocresía de la Cuarta Transformación. La comedia barata del “Humanismo Mexicano” se cae a pedazos cuando no hay justicia para el “Pueblo Bueno”. México no es una nación en transformación; es un país en ruinas, que sus gobiernos ya sea de izquierda o derecha han convertido en una enorme fosa común.
La retórica marxista de Claudia Sheinbaum que promete “un gobierno de paz y justicia, bajo un estado de derecho”, son solo frases vacías ante el genocidio mexicano. E idéntica a su predecesor, se ha especializado en hacer oídos sordos a todo lo que no le gusta, autoritaria y beligerante en cada discurso, pretende tapar el sol con un dedo, sin embargo, la realidad la está superando.
Diversos periodistas críticos del régimen advertimos sobre la falta de estrategia y la creciente corrupción durante el sexenio del mesías tropical, el aumento exponencial de la violencia y las consecuencias que ahora vivimos. No hablamos de un simple alcalde asesinado, se trata de un padre de familia, de otro mexicano más que intentó hacer un cambio y fue abandonado por un gobierno inútil. Porque o son verdaderamente inútiles e increíblemente incompetentes o son el brazo legislativo del crimen organizado.
Desde aquí, envió mis más sentidas condolencias a la familia de Carlos Manzo, a su gente, pero también a todos los mexicanos que han perdido a alguien por culpa de la violencia solapada por el gobierno. Tal vez su asesinato marque el límite de la paciencia ciudadana. Y este sea el principio de una nueva exigencia: la de un país que deje de pedir permiso al régimen para vivir en paz.