
Por Norma Tlalolini
Los límites son necesarios; aprender a decir no, no solo a las demás personas, sino a uno mismo.
El reto más grande es aprender a ponernos límites a nosotros mismos, desde pequeños gustos a grandes riesgos.
Sabemos que tenemos conductas que son nocivas para nosotros mismos y nos seguimos permitiendo realizarlas aún en contra de nuestro propio bienestar.
¿Cuáles son las conductas, hábitos, manías o circunstancias que debes modificar por qué te generan un resultado no grato?
¿Cuáles son las personas que tú sabes que te usan y que después te desprecian o te ignoran?
A veces no podemos limitar las conductas agresivas o violentas, de otras personas, pero si podemos limitarnos en no aceptarlas; y recordemos que existe violencia pasiva, esa violencia de la minimización, el maltrato verbal, la indiferencia, el desprecio, etc.
Hay circunstancias o personas de las cuales te quejas, pero al final tú has sido quien se ha PERMITIDO seguir ahí.
¿Te han sido infiel, te quejas pero sigues ahí?
¿Te maltratan o te agreden, te quejas pero sigues ahí?
¿Te pagan mal, son mal agradecidos, pero sigues ahí?
¿Te humillan o traicionan y sigues ahí?
¿Te tratan de manera injusta o no son las cosas de forma equitativa en alguna de tus relaciones familiares, amistades, de pareja o laborales?
Tú te has permitido todo eso, por tus miedos, tus prejuicios, tus vacíos, tu ideología equivocada; trabaja en ti, en tu bienestar, en tu amor propio.
Hasta las flores necesitan determinadas condiciones para florecer, así será contigo, si deseas florecer crea las condiciones adecuadas.
